Pony Club

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Un pequeño jinete requiere de un pequeño caballo para iniciarse en el arte de la equitación. Por eso iniciamos el aprendizaje eligiendo un pony adecuado al peso y a la altura del jinete, lo que los prepara para etapas futuras.

Los pony son caballos de poca altura, pequeñas criaturas, casi miniaturas de caballos, dulces y suaves, aunque no exentos de un gran carácter y fuerza. Son ideales para que los niños se inicien en el mundo de la equitación, ya que su altura está más en concordancia a la medida del niño que la de un caballo. ¡Seguro que encontramos una medida de pony para cada niño! Desde 110 cm, la altura máxima de este animal es de 148 cm. hasta la cruz sin herraduras y 149 cm., con ellas. Y la mansedumbre de estos caballos ayudan a una rápida relación de amistad de los chicos con los mismos.

Montar en pony reporta a los pequeños más beneficios de los imaginables. Trabajamos siempre en equipos, por lo que se estimula la capacidad de sociabilización del niño, que entra en contacto con otros críos de su edad, aprende a relacionarse con ellos, a compartir experiencias, a trabajar en equipo.

Además, el niño gana en autoestima, puesto que el “hacerse amigo” del animal y el compartir juegos con los compañeros les confiere a los niños seguridad y la sensación de pertenencia, tan importante para el desarrollo afectivo de los niños de esta edad.

Así pues, se estimula el desarrollo de vínculos humanos con los monitores, los compañeros y con el pony, que por su gran sensibilidad ofrece singulares perspectivas de desarrollo en lo afectivo y en lo humano.

Al montar en pony, el niño no sólo ejercita algunos músculos que no se activan de otra forma, sino que además gana en reflejos y en coordinación. El objetivo es utilizar la equitación con el pony no sólo para enseñarle al niño el “arte de cabalgar”, sino también como herramienta de estimulación y formación del carácter.

A partir de la ejercitación de funciones como la atención, la concentración, la memoria, el equilibrio, la coordinación óculo-manual, la lateralidad del movimiento, el sentido de la distancia, la velocidad o el tiempo, se contribuye al desarrollo del área intelectual del pequeño. Todo aquello que debe buscarse en toda iniciación deportiva propia y adecuada para la edad.